Escena uno: una joven emprende sus estudios superiores con la esperanza de tener un “cartón” que le permita tener un buen trabajo y mejorar su vida. Escena dos: la misma joven invierte en cursos, capacitaciones y en todo lo que se le cruce en el camino para mejorar su currículum. Escena tres: ella se presenta para un trabajo, pero no importa ni su cartón, ni sus cursos, ni siquiera su poca experiencia, si no tiene o “padrinos” dentro del trabajo que aspira o dinero para comprar la vacante y simplemente se queda fuera del campo laboral.
En el Ecuador y en América Latina estás escenas son muy comunes, el otro día pensé que mi preparación universitaria y todo el esfuerzo en mi capacitación por fin daría frutos, pero cuando me presenté para el trabajo anhelado me pidieron una exagerada cantidad de dinero que pensándolo bien podría servir para algún emprendimiento, hasta hicieron que les invite a comer, sólo para decirme el valor de una plaza de trabajo que en la publicación dice que será entregada después de un concurso “transparente”.
No puedo entender como nombramientos que se financian con dinero público, por debajo son subastados sin empacho alguno por funcionarios que tienen el poder, y lo peor es que todos lo saben y nadie hace nada por detenerlo bajo las frases “¡es normal!, ya luego recuperas en tu trabajo”, “vas a tener sueldo fijo de que te quejas”, “es una inversión”, yo solo puedo pensar quién está mal: los corruptos que abusan de su poder para pedir dinero o nosotros que agachamos la cabeza, no denunciamos y empezamos todo un plan financiero que incluye pedir plata al chulco para tener la oportunidad de trabajar.
No sé aún si alcanzaré a reunir lo que me han pedido, la tarifa más baja para acceder a un puesto en el sector público del país es de 3000 dólares y más dependiendo del puesto al que uno aspire, lo que si estoy segura es que la corrupción está más que arraigada en todo y así tener esperanza en el país del cambio está muy difícil.
Tengo un amigo que en la universidad era el más dejado, nunca hacía las tareas, tenía pésima ortografía y su aspiración era que llegue el viernes para aplicar la de “no será de tomar un traguito”, pues bueno esa vida bohemia y dedicada a todo menos a estudiar le llevo a graduarse mucho más tarde que nuestra promoción, pero ¿qué creen?, tiene un puestazo en una institución pública; dada mi situación le llamé y le pregunté cuánto pagó para estar en su puesto de trabajo, me dijo que nada, yo pensé entonces que aún había esperanza, pero estás se desvanecieron inmediatamente cuando me contó que su primo era un alto dirigente del partido de turno y que le había ayudado después de darle una de Whisky.
No sé cómo pueden publicar qué los concursos para el sector público serán transparentes y que prevalecerá la meritocracia, solo quien vive en carne propia la frustración de no tener dinero o padrinos, sabe que el camino es meterse en el sistema, por que pensar que alguien ponga un alto está demasiado lejos.
Voy a seguir buscando, no sé qué más me toque hacer para tener un sueldo para dar de comer a mis hijos, lo que si estoy segura es que ser buena, responsable, capacitarse, estudiar no sirve para nada y eso indigna, aunque no cambia en nada la cruel realidad en la que vivimos.
Por. Dual