Ícono del sitio

El Pailón del Diablo

Pailón del Diablo, Ecuador

Por: Yasmin Nefertari

Una experiencia inolvidable.

Me considero un alma soñadora, de esas que al dormir visitan lugares que asemejan al paraíso; con cascadas gigantes, árboles imponentes, aromas exquisitos, sonidos únicos, lugares donde ves y sientes las nubes a la altura de tu cara, donde el tiempo parece no pasar y al salir de ahí tu energía se renueva. Es por esto que mi emoción al pisar un sitio así de mágico, no cupo en mi cuerpo y contener el llanto fue inevitable.

Si tu también posees un alma soñadora, te recomiendo visitar el Pailón del Diablo, una cascada de 80 metros de altura, ubicada en la provincia de Tungurahua,  específicamente en el cantón de Baños Agua Santa, Ecuador.

La Cascada de Río Verde, como también es conocido este sitio turístico, es uno de los saltos más inmensos del Ecuador y su nombre hace referencia a la forma de paila que ha adquirido con el tiempo a causa de la caída del agua.

El camino que recorres para llegar hasta la cascada es bellísimo, ya que pasas por senderos y un mirador que te permiten una vista total a la flora y fauna del lugar.

Al llegar a la cascada, sentirás como la piel se te eriza, debido a que el sonido de la caída del agua es impresionante y a tus ojos les costará creer lo que están viendo, no importa si crees en Dios, en la Pachamama o si eres agnóstico, una vez estando en el Pailón del Diablo, ve justo al lugar donde la brisa del agua te dé en la cara, estira los brazos hacia arriba y agradece por todo lo que tienes; abrázate fuerte y avanza. Te aseguro que posterior a eso sentirás como tu cuerpo se libera.

Después continúa tu camino por el puente colgante, aprovecha para tomar fotos y desde ahí podrás observar en las rocas las facciones del Príncipe de las Tinieblas conocido como el diablo.

Para finalizar tu estancia, puedes beber un café en alguno de los establecimientos del sitio o simplemente sentarte a contemplar el edén que está frente a ti.

“Manan imapis mana atinaqa kanchu”
No hay nada imposible

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