SP-Arte, la mayor feria artística de Brasil y de Latinoamérica, inició su decimonovena edición con una apuesta por la diversidad y la expectativa de superar los más de 200 millones de reales (40 millones de dólares) en negocios que tuvo la de 2022.
Se espera que pasen unas 30.000 personas por el Pabellón de la Bienal de Sao Paulo a lo largo de los cinco días que durará la gran cita del mercado artístico brasileño.
Son 86 galerías nacionales, 15 internacionales y 45 expositores de diseño, cada vez más con más presencia en la feria, además de 14 casas editoriales y 8 instituciones culturales presentes en este inspirador espacio proyectado por Oscar Niemeyer.
Para este año, los organizadores han querido dar mayor protagonismo a colectivos históricamente marginados en los circuitos internacionales.
“Es una edición con mucha diversidad, pluralidad, en la que se consolida la participación de artistas de minorías de género y raza, y esto es algo muy importante”, afirma la fundadora y directora de SP–Arte, Fernanda Feitosa.
Ello se refleja, por ejemplo, en la presencia de las francesas Maât Gallery y Nil Gallery, centradas en promocionar artistas africanos.
Hugo Zeytoun es el fundador de Nil Gallery y explica que el arte africano ha pasado de ser “marginal” a convertirse en una “tendencia” internacional en los últimos cinco años.
Ha llevado hasta la capital paulista obras de Fathi Hassan (Egipto), Isaac Jackson (Ghana) y Slimen Elkamel (Túnez).
Señala que lo que le atrae de ese continente es que está inmerso en una “revolución demográfica”, tiene una población muy joven, y la relación “especial” que tienen sus creadores con “el arte y su utilidad”.
La apuesta por impulsar a artistas negros o indígenas contrasta, sin embargo, con el público que se vio hoy en la jornada inaugural de SP-Arte, mayoritariamente blanco y elitista.
Porque en esta feria también hay joyas al alcance de muy pocos. La galería brasileña Almeida & Dale vende por un millón de dólares un Joan Miró.
Uruguay, Argentina y Colombia, presentes
Este año no han dejado de comparecer galerías de otros países de América Latina, como Galería Sur, que participa desde la primera edición, en 2005; Piero Atchugarry Gallery y Galería de las Misiones, las tres uruguayas.
El director de esta última, Pablo Pedronzo, expresa a EFE que “en este 2023 se vuelve a confirmar el buen año que fue 2022, en el que ya se notó bastante la recuperación pospandémica”.
Señala que “en pocas horas” desde que se abrieron las puertas de la feria ya ha habido un “interés completo” para varias de sus obras, entre ellas una carbonilla en tela de Fernando Botero que cuesta “alrededor de medio millón de dólares”.
“El mercado está activo, está reaccionado bien y veo cierto optimismo”, manifiesta.
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