Bajo la bulliciosa y vibrante ciudad de Lima, se esconde un asombroso tesoro histórico: las catacumbas del Convento de San Francisco de Asís. Estos oscuros corredores subterráneos, llenos de fémures y calaveras, resguardan los restos de miles de personas que fueron enterradas durante los siglos de la dominación española en América.
El profesor Cayetano Villavicencio, dedicado por años al estudio y conservación de este enigmático lugar, se mueve con soltura entre los montones de huesos y no puede ocultar su pasión por esta particular arqueología. “Fíjese, algunos fémures son extraordinariamente grandes”, indica a los visitantes, quienes quedan impresionados por la magnitud del lugar.Las catacumbas del Convento de San Francisco de Asís, ubicado en el centro de Lima, son consideradas el cementerio subterráneo más grande de América Latina, un testimonio silencioso de la historia colonial de la región.
Aunque las estimaciones hablan de al menos 25,000 personas enterradas aquí, Villavicencio sugiere que la cifra podría superar los 100,000.El laberinto de galerías alberga principalmente calaveras y fémures, ya que son los huesos que mejor se conservan con el tiempo. No obstante, también se encuentran fragmentos de otros restos óseos, como esternones y coxis.
Las catacumbas del Convento de San Francisco son solo una parte de una red funeraria más amplia que se extiende por toda la parte baja del centro histórico de Lima. Expertos como el arqueólogo Pieter Van Dalen de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos afirman que se ha excavado solo entre un 30% y un 40% de estos túneles.
El culto a la cercanía con Dios y la salvación del alma eran fundamentales en la época colonial, y muchos creían que ser enterrado bajo un templo les facilitaría alcanzar esos objetivos.
Esto llevó a que enterramientos masivos, tanto de religiosos como de la población en general, se realizaran bajo las iglesias, conventos y monasterios.Las catacumbas de Lima acogen restos de españoles, criollos, indios y negros, sin importar su jerarquía social.
En 1821, la independencia de Perú trajo consigo la prohibición de los enterramientos subterráneos en las iglesias, debido a preocupaciones de salubridad y estabilidad de las construcciones. Poco a poco, la costumbre de enterrarse bajo los templos fue abandonándose, y las catacumbas del Convento de San Francisco fueron tapiadas y abandonadas en el siglo XIX.
El conocimiento exacto de la extensión de esta red funeraria subterránea aún está pendiente, y solo mediante el trabajo conjunto de arqueólogos e historiadores se podrá despejar la incógnita de cuán extensa es esta inmensa necrópolis oculta bajo la vibrante Lima.
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