En medio de una profunda crisis económica y un generalizado malestar social, más de 35,000 argentinos se han dirigido a las urnas este domingo para elegir al próximo presidente del país. El ambiente electoral está cargado de expectativas locales ante la posibilidad de una reconfiguración del sistema político.
Desde las primeras horas de la mañana, un total de 35,394,425 ciudadanos están habilitados para ejercer su derecho al voto y decidir quién gobernará Argentina en el próximo cuatrienio. La contienda electoral plantea una clara regla para la victoria en primera vuelta: un candidato debe alcanzar más del 45 % de los votos válidos o, en su defecto, superar el 40 % de los votos con una ventaja de al menos 10 puntos porcentuales sobre el segundo candidato. En caso contrario, se programará una segunda vuelta electoral para el 19 de noviembre.
Estos comicios se desarrollan en un contexto de incertidumbre debido a la grave crisis económica que azota al país. Argentina enfrenta una escalada inflacionaria que ha alcanzado niveles históricos, superando el 140 % anual, una situación sin precedentes en las últimas tres décadas. Para complicar aún más la situación, el 40.1 % de la población se encuentra bajo la línea de pobreza, según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República Argentina (INDEC). Además, casi la mitad de la fuerza laboral trabaja en la economía informal, y la moneda local se devalúa rápidamente frente al dólar.
Este contexto ha brindado a Javier Milei, candidato libertario, la oportunidad de consolidarse como favorito en la contienda. Milei, representante de La Libertad Avanza, se ha erigido como un canal efectivo para expresar la profunda frustración y descontento de una parte significativa de la sociedad hacia el sistema político. Esto se reflejó en su victoria en las elecciones primarias de agosto, donde compitió con los candidatos que buscan disputarle la presidencia: Sergio Massa, actual ministro de Economía y candidato de Unión por la Patria, y Patricia Bullrich, referente de Juntos por el Cambio.
La incertidumbre predomina en estas elecciones generales, con la duda sobre si se mantendrá el escenario de tres tercios que se observó en las primarias de agosto, donde los tres principales candidatos estuvieron separados por menos del 2 % en votos. El resultado final permanece abierto y en gran medida, una incógnita.
La incertidumbre sobre los resultados comenzará a disiparse alrededor de las 10 de la noche, momento en que se esperan las primeras cifras con tendencias consolidadas. Marcos Schiavi, titular de la Dirección Nacional Electoral (DINE), el organismo encargado del recuento de votos en más de 104,000 mesas de votación en todo el país, será el encargado de revelar los datos.
Un factor inesperado que podría influir en el desarrollo de la jornada electoral es la lluvia. Según el Servicio de Meteorología Nacional, se esperan lluvias a lo largo del país durante todo el día, con tormentas concentradas en la Ciudad y Provincia de Buenos Aires, donde se encuentra el mayor padrón electoral. Esto podría afectar la participación, en particular de los adultos mayores, quienes no tienen la obligación de votar y podrían verse desincentivados por el mal clima.
En Argentina, la participación electoral es obligatoria para personas entre 18 y 70 años y opcional para aquellos entre 16 y 17 años, así como para ciudadanos mayores de 70 años. Además de la elección presidencial, se renovarán 130 diputados y 24 senadores del Congreso nacional y miembros del Parlasur, el órgano parlamentario del Mercosur.