Cumpliendo milimétricamente con una coreografía ya anunciada, Nayib Bukele anticipó el martes su decisión de apartarse de la presidencia de El Salvador durante medio año.
“Primero que nada, como todos saben, dentro de tres días aproximadamente voy a pedir una licencia a la Asamblea Legislativa para dedicarme a la campaña, y no estaré ejerciendo como presidente”, dijo el mandatario ese día.
Y así fue. Solicitó la licencia de 6 meses y este jueves, poco antes de que expirara el plazo establecido, la Asamblea Legislativa aprobó en sesión plenaria extraordinaria el permiso.
El vicepresidente, Félix Ulloa, también obtuvo una licencia de 6 meses.
Además, Bukele designó a Claudia Juana Rodríguez de Guevara como su sustituta, nombramiento que también recibió la aprobación de los diputados.
Con esta decisión de pedir licencia queda superado, según el gobierno y analistas afines, el último escollo legal para que Bukele pueda competir por un segundo mandato en las elecciones generales del 4 de febrero de 2024, después de que en 2021 la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) avalara la reelección presidencial inmediata.
Algo que sus críticos siguen sosteniendo es inconstitucional, argumentando que seis artículos de la Carta Magna lo prohíben.
A continuación te explicamos lo que significa de cara a los comicios este último paso de uno de los líderes mejor valorados del mundo, quien se jacta de haber transformado el país centroamericano al liberarlo del control de las pandillas, pero sobre el que pesan señalamientos de haber incurrido en detenciones arbitrarias y violaciones de derechos humanos para lograrlo, de maniobrar para controlar los tres poderes del Estado y de una cada vez mayor deriva autoritaria.