El debate sobre la edad mínima para contraer matrimonio ha cobrado fuerza en Uruguay, donde se encuentra en estudio un proyecto de ley que propone elevar la edad requerida de 16 a 18 años. Esta iniciativa, presentada por el sector de izquierda, ha generado opiniones encontradas tanto en la sociedad como en el ámbito político.
El proyecto en cuestión busca modificar el Código Civil uruguayo y establecer como regla general la edad de 18 años para casarse, eliminando así la posibilidad de uniones matrimoniales de menores de edad. Sin embargo, contempla algunas excepciones bajo ciertas condiciones, como la autorización judicial o el consentimiento de los padres.
Uno de los principales impulsores de esta reforma es el Frente Amplio, respaldado por organismos internacionales como Unicef, que han subrayado la importancia de proteger los derechos de los menores y prevenir situaciones de vulnerabilidad. Según argumentan, el matrimonio temprano puede acarrear graves consecuencias para los adolescentes, como embarazos no deseados, riesgos de violencia sexual y perpetuación de la pobreza.
Recientemente, una comisión del Senado retomó la discusión sobre este proyecto de ley, recibiendo el testimonio de expertos de Unicef y otras organizaciones internacionales. Si bien reconocieron el avance que supone la propuesta, instaron a que la edad mínima para contraer matrimonio sea establecida en 18 años sin excepciones, alineándose así con los estándares internacionales y las recomendaciones de los comités de derechos humanos.
El Instituto Interamericano del Niño, la Niña y Adolescentes, de la Organización de Estados Americanos (OEA), también ha celebrado la iniciativa, destacando su importancia para garantizar los derechos de la infancia en línea con los estándares internacionales.
Sin embargo, el proyecto no ha estado exento de críticas en el Parlamento uruguayo. Legisladores como Guillermo Domenech, del partido oficialista Cabildo Abierto, han expresado objeciones, argumentando que la propuesta refleja una “concepción ideológica” que contradice la naturaleza humana. Domenech ha planteado preocupaciones sobre la prohibición del concubinato y ha cuestionado la necesidad de imponer una edad mínima para el matrimonio.
En cuanto a los datos oficiales, se registra un número significativo de matrimonios infantiles en los últimos dos años, lo que refuerza la urgencia de abordar esta problemática desde el ámbito legislativo.
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