Pobreza en Nicaragua: la realidad de la canasta básica

Pobreza en Nicaragua: la realidad de la canasta básica

Pobreza en Nicaragua: la realidad de la canasta básica

Aumento salarial insuficiente

Lydia, una operaria de zona franca en Managua, enfrenta una difícil situación económica a pesar de un reciente aumento salarial. En enero de 2024, el Gobierno de Daniel Ortega, empleadores y sindicatos decidieron aumentar el salario mínimo mensual de los trabajadores de maquilas a 8.746,46 córdobas, equivalentes a 239 dólares. Aunque este aumento de 18 dólares podría parecer significativo, no es suficiente para que Lydia y muchos otros nicaragüenses cubran sus necesidades básicas.

Lydia, madre soltera de dos hijos, trabaja en el Parque Industrial Las Mercedes ensamblando camisas. Con su nuevo salario de 8.746,46 córdobas, apenas logra cubrir un tercio de los productos de la canasta básica, que en mayo de 2024 tenía un costo de 20.560 córdobas (555 dólares), según el Instituto Nacional de Información (Inide). Lydia afirma que “nos toca hacer de tripas corazón” para alimentar a su familia, recurriendo a comidas como arroz, frijoles, sopas instantáneas y, cuando es posible, queso o crema.

Realidad económica de Nicaragua

El informe “Percepción de la Realidad Política, Social y Económica de Nicaragua” de la organización Hagamos Democracia revela que el 86.8 % de los nicaragüenses no pueden cubrir el costo de la canasta básica. Además, el 87.3 % de los encuestados indica que sus ingresos no les permiten cubrir todos sus gastos mensuales. Esta situación refleja la creciente disparidad entre los salarios y el poder adquisitivo en el país.

El estudio de Hagamos Democracia señala que mientras los alimentos han aumentado entre el 26 % y el 146 % en los últimos seis años, el salario real ha disminuido en más del 20 %. Esta disparidad se agrava con el costo actual de la canasta básica, el más alto en 40 años, impulsado por el desajuste económico global tras la pandemia de coronavirus.

Precariedad laboral y remesas

El informe también destaca la precariedad laboral en Nicaragua. El 55.3 % de los nicaragüenses trabaja por cuenta propia, un aumento significativo en comparación con estudios anteriores. Solo el 28.3 % tiene un empleo formal, mientras que el 16.2 % está desempleado. Esta situación afecta la capacidad salarial para cubrir gastos mensuales y contribuye a la falta de aportes al sistema de seguridad social.

La dependencia de las remesas familiares ha crecido significativamente. En el primer trimestre de 2024, las remesas ascendieron a 1.140,9 millones de dólares, según el Banco Central de Nicaragua (BCN). Estas remesas, que anteriormente se destinaban a gastos adicionales como ropa o calzado, ahora son esenciales para la subsistencia diaria. Jesús Tefel, director de Hagamos Democracia, subraya que las remesas se utilizan para comprar alimentos y cubrir gastos básicos.

Migración forzada

La crisis sociopolítica y económica en Nicaragua ha llevado a un aumento en la migración. Desde 2018, más de un millón de nicaragüenses han huido del país. Según el informe, el 61.4% de los encuestados migraría si tuviera la oportunidad, frente al 38.6 % que no lo haría. La persecución política y la precariedad económica son las principales razones detrás de esta migración masiva.


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